Juan Fdez Vilela: El olímpico.
INTRODUCCIÓN¿Quién se lo diría a este chaval que, con un don especial, nativo de Ferrol e hijo adoptivo de Vigo, llegaría a ser y aún es, a día de hoy, un auténtico ídolo? Intuyo que él mismo no sabría darnos una explicación de por qué eligió este deporte, pero lo que sí supo, y así concluyó, es que desde un principio, el fútbol sería lo suyo. Este adolescente y aventajado deportista, con un gran porvenir, podría y sabría, con maestría, sacarle rendimiento y provecho a sus enormes dotes, es decir, a sus características y habilidades innatas. Mencionemos ahora algunas de las magníficas condiciones que le ayudaron a alcanzar su propósito: una reconocida actitud, tener constitución de atleta físicamente, ser comprometido y solidario, rápido, bueno técnicamente, con soltura en el manejo del balón, fuerte, poseer conciencia espacial, olfato de gol, fortaleza mental y motivación. Unido al hecho de saber defender con solvencia, estos factores importantes y fundamentales, junto a su resiliencia, lo convertirían en aquella época en un jugador completo, en el jugador total. Referir que viviría, como futbolista privilegiado que fue en su juventud, grandiosos momentos, eventos de nivel mundial, pudiendo, orgulloso, enfundarse la camiseta más exclusiva «La Roja», representando a su país y, de forma explícita, a su ciudad. En cuanto al aspecto doméstico, serían acontecimientos de primer orden, disfrutando y jugando en categorías profesionales de modo natural. Entendible es que de aquella, no llegase a ser una superestrella al uso, o como se sobreentienda y esto, tal vez hoy no se comprenda, pero eran otros tiempos, otra época. Indiscutiblemente, este sempiterno crack lo sería y siempre lo será en el verdadero sentido, fundamentalmente por estar a la altura, por dar la talla. Y es más, incluso se podría catalogar lo vivido como eminente, al dejar una genuina marca, una huella eterna para siempre. Esta es una historia. Esta es su historia. Esta es la historia de un tal…
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INICIOS DE FÁBULA
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ETAPA DEPARTAMENTAL Terminada su etapa juvenil y de formación de manera excelente, listo y preparado, lo reincorporarían como uno más en la primera plantilla definitivamente. En la subsiguiente, la temporada 1967/68, con 19 años, en el Club Ferrol, en la 2ª División, un 7º puesto, de presidente Ramón Sánchez y de entrenador Saturnino Grech. Su gran valedor lo haría debutar en Madrid un 29/10/67, ante el A.D. Rayo Vallecano (Campo de Vallecas) y en casa, en la jornada siguiente, el 05/11/67, su feudo, el Estadio Municipal Manuel Rivera, contra el Real Oviedo C.F. y en la que se estrenaría como goleador, su primer tanto en esta categoría y donde acabaría jugando 25 partidos y marcando 3 goles en total. Comentar que en esta temporada, habría 2 grupos de 16 equipos cada uno y que, como consecuencia, los clasificados en 7º y 8º lugar, tendrían que jugar una fase de permanencia. El Club Ferrol, tendría que enfrentarse a la U.D. Salamanca para salvar la categoría y la palanca de la balanza se inclinaría in extremis, a ultranza, a su favor. Mientras tanto, esta futura promesa, tendría también que compaginar su buen hacer y protagonismo, en las categorías inferiores de la Selección Nacional Amateur, al ser reclamado por Eduardo Toba, su seleccionador, para la fase clasificatoria de los Juegos Olímpicos (México 68). La correlativa, con el Club Ferrol, la temporada 1968/69, en 2ª División, recinto el Municipal Manuel Rivera, de presidente R. Sánchez Dopico, su nuevo técnico Juan Ramón Santiago, acabaría siendo, sin ningún tipo de halago, sensacional e ilusionante. Esta plantilla casi ideal, con Juan F. V. a sus 20 años, con 29 eventos y 7 tantos, su Top en esta categoría, resurgirían de las cenizas para acariciar un ascenso a la 1ª División, alcanzando el 4º puesto en la clasificación, convirtiendo esta excelente temporada en histórica y, a la vez, mantenerse invictos durante 17 jornadas, haciendo de esta, el mejor registro alcanzado por los Diablos Verdes, a día de hoy, en la categoría de plata. En resumen, que tras tres temporadas en el equipo de la ciudad que lo vio nacer, crecer y aupar deportivamente, una de blanquinegro con el equipo filial, el Arsenal C.F., en la 3ª División, y dos de verdiblanco en el equipo principal, el R.C. de Ferrol, en la 2ª División, unido al hecho de participar en el mayor, el más importante evento deportivo del mundo, le alcanzaría para conseguir el deseo, su gran sueño. Los Juegos y su meta, la primera Está en un momento dulce, en la hora de sacrificarse, de seguir haciendo méritos para alcanzar su objetivo y cumplir con las expectativas, pero sin obsesionarse. Tal vez se dé el caso de formar parte de la flor y nata de este deporte, así que no hay tiempo que perder, ni confiarse. La mejor opción es entregarse, ponerse a prueba y aprovechar todas las oportunidades que se presenten, pues si uno quiere triunfar de forma inmediata, el camino es este. Fruto de esa ilusión, de esta pasión, su esfuerzo y trabajo sería recompensado con éxito, siendo uno de los afortunados en ser reclamado por Emilio Santamaría, Seleccionador Nacional Español de aficionados, y formar parte de los elegidos que participarían en el XIV Torneo de Fútbol en los Juegos Olímpicos, Ciudad de México 1968. Destacable y de hemeroteca, es que en la sede principal, en el Estadio Azteca, jugando contra un gran rival, la Selección de Brasil, «Juan el Olímpico» le daría a España la victoria, al marcar de forma sutil, el 1-0 que, a la postre, sería el único en toda su etapa seleccionable. De aquí en adelante, el ya célebre Juan Fernández Vilela, se convertiría en el primer ferrolano en participar en unos Juegos y en conseguir un diploma olímpico, un honorable privilegio, algo admirable, relevante y de enorme prestigio. A partir de este acontecimiento, con su correspondiente repercusión y proyección mediática, favorecería que equipos de superior categoría, empezaran a mostrar interés por el afamado J.F. Vilela. Esto obligaría al Club Ferrol, a mover ficha en los despachos por el bien de los intereses comunes y de estas negociaciones, saldría el Club con el que llegarían a un acuerdo económico e intercambio de jugadores, el Celta de Vigo. Recapitulemos, hasta la fecha, el panorama de los Célticos durante la última década, era la 2ª División, así que nuestro paisano, tendría la fortuna de entrar con buen pie y de la mano, poder dar el salto directamente a la élite y esto, le facilite enfilar el camino hacia la fama. |
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ETAPA CÉLTICA La consecutiva, la temporada 1969/70 sería la del ”sueño cumplido”, la de iniciación y esperanza con su nuevo equipo, el Real Club Celta de Vigo de la 1ra División, 10mo puesto, su feudo el Estadio Municipal de Balaídos, de presidente Rodrigo Alonso y entrenadores Roque G. Olsen, José Villar y Juan Arza. Este zagal departamental, F. V. Juan con 21 años, 22 partidos y 4 tantos, haría realidad el deseo de debutar en la máxima categoría, muy temprano, un 14/09/69 en la primera jornada de Liga, en el Campo Municipal de Atotxa (San Sebastián) Real Sociedad de Fútbol contra R.C Celta (2-1) y que ufano consiga de paso, estrenarse como goleador. Relatar que en su caso, durante el periodo de adaptación, lo pasaría un poco mal, como bien diría él, fundamentalmente debido a su juventud e inexperiencia y de que venía de jugar en su anterior equipo, siendo un verso libre y puro, es decir «al estilo tradicional» con cierta libertad en la toma de acciones y decisiones. La profesionalidad requerida para formar parte de la élite, la exigencia de la categoría, el alto nivel de competencia, el rigor y la rigidez del sistema táctico, al hecho de no jugar en su verdadero puesto (pues lo pondrían de extremo derecho) la estricta disciplina, el cambio de ciudad etc toda esta amalgama de factores, afectaría a su karma y le generaría ciertas dudas en cuanto a su nuevo rol, papel y valía. Al final saldría airoso de esta aventura, gracias a su perseverancia y aunque en un principio, firmaría por una estancia de 3 años, iría encadenando contratos y renovando por sus buenos datos, hasta completar 11 temporadas, las que duraría su personal y fenomenal singladura. La contigua, la temporada 1970/71, con el R. C. Celta de Vigo en la 1ra División, su recinto Balaidos, presidente Rodrigo Alonso, de técnico Juan Arza Íñigo, sería como digo, extraordinaria, apasionante e histórica, al clasificarse este gran grupo de chavales en 6to lugar, además de quedar invictos como locales, posición que le daría al Club el acceso a poder disputar su primera experiencia Europea. Este crack, piedra angular en la línea medular a sus 22 años, demostraría y lograría de manera estelar, con 21 encuentros y 8 dianas, su Top en la Liga doméstica y en la máxima categoría, obtener en la práctica asimismo, el galardón de máximo realizador del equipo, su carta de presentación con el objetivo de llamar la atención, adquirir afán de protagonismo y sobresalir. Grandes momentos y selección amateur Entre medias, seguiría alternando y sumando retos, en las convocatorias de las categorías inferiores de la Selección Nacional Sub-23, con la complicidad del seleccionador László kubala, como ya lo hiciera con anterioridad en la Sub-21 y la Sub-19. La que le precede, la temporada 1971/72 con el R.C.C de Vigo, en la 1ra División, en la cancha de Balaidos, con un 10mo puesto, presidente Rodrigo Alonso Fariña, bajo la batuta del ya eterno Juan Arza, con el que se asegurarían la baza, de la unidad y la continuidad, confiando en la buena sintonía y dinamica, para mantenerse en la línea de los puestos medios-altos, en la tabla de clasificación. Referente a la participación en la competición intercontinental, rememorar que coincidiría con la 1ra edición del torneo Copa de la UEFA, antes Copa de Ferias, donde caerían eliminados a las primeras de cambio. El rival, el equipo escocés del Aberdeen Fútbol Club, con el cual y a doble partido, sufrirían un enorme revés, el traspiés de 2 históricas derrotas; la 1ra el 15/09/71 en la ida 0-2 en Balaidos y la 2da a la vuelta el 29/09/71 por 1-0 en el Pittodrie Stadium. En cuanto a nuestro protagonista, a nivel particular, se podría catalogar como la de crecimiento y progresión. Genio y figura (J.F.V) consolidado y esforzado lograría a sus 23 años, estar imperial, pues lo jugaría absolutamente todo, sus 34 eventos, a los que aportaría 5 goles, números que al final, elevarían su cachet y estatus, pudiendo asumir galones de veterano, tanto dentro del vestuario, como fuera del campo, por su compromiso y ambición. Este dinamismo en la entrega, el sacrificio y el talento demostrado por igual, sería recompensado previamente, con el cariño de los seguidores que lo convertirían en un referente, en un ídolo local, en el «santo y seña» del Celtismo. Al Club no le quedaría otra que escuchar el clamor de los simpatizantes (del sector más radical recibiría amenazas) para no dejar marchar a esta joven perla ferrolana, ante la posibilidad de que grandes como el F.C Barcelona o el Sevilla C.F pudieran llevárselo. Como apunte, el Celta tendría que realizar un gran esfuerzo para retenerlo, recompensando su ficha con una mejora sustancial de un 40% como repunte, es decir, de las 500.000 pts de su primer contrato, se pasaría a las 700.000 en este 2do acuerdo. Aparte, también se ganaría el corazón de la afición no solo por su arte, si no por sus principios y valores, de los cuales aún a día de hoy retiene, presume y destaca. Estos atributos, serían atesorados en su tiempo, con amor propio y por otro lado, remarcados con la apropiada demostración de un profundo e incondicional sentimiento hacia los colores azul celeste de la elástica que lograría exhibir durante más de una década por los Estadios y que ni la parca a día de hoy, podría arrebatar. Buenos y regulares tiempos La subsiguiente, la temporada 1972/73, con el R.C.C de Vigo en 1ra División, un 15to puesto, Estadio de Balaidos, de presidente Rodrigo Alonso, con los coach Pedro R. Dellacha y Juan R. Aretio, se podría catalogar como la del desafío; alentadora, apta y amenazadora a la par. Me explico; el arranque de la competición, se preveía apasionante e ilusionante por lo vivido en los años anteriores, sin embargo a medida que las jornadas iban avanzando, las cosas se irían complicando, es decir, hablamos de las típicas malas pasadas. El guía, su lider, con 24 años, 29 partidos y 4 goles, al igual que sus camaradas, manifestarían una persistente debilidad deportiva (táctica, técnica y física) una merma colectiva de la que no serían capaces de solventar, ni por activa ni por pasiva, hasta llegar al límite de la campaña. Habría que esperar a la última jornada, para poder salvar la temporada, ganándole por 3-0 al todopoderoso Real Madrid. Recreando el pasado y tirando por lo fantástico, se diría que la Diosa fortuna, se manifestaría blanquiceleste y si se hiciese por lo enigmático, puntualizar que el rival no se estaría jugando nada, salvo los 2 puntos correspondientes, además de recalcar que ese día, el Río Lagares, se encargaría de dejar el terreno de juego impracticable, hecho un lodazal. Conclusión que se verían favorecidos en ambos sentidos, así que a los locales, no les quedaría otra que arreglar el curso «saliendo a por todas pues se jugarían la vida» es decir, su futuro, como se diría en el argot futbolero. Ultimando y familiarizándose con la idiosincrasia gallega, también se podría ir aún más allá, esto es, en la búsqueda de nuestras raíces ancestrales. Decir que si no hubiese más remedio, se podría recurrir a los «Rituales Tradicionales Célticos» con sus druidas, lectura de runas, al sonido místico de las gaitas prohibidas en lugares sagrados como el Monte O Castro, etc. En concreto o sea, a ese mundo mágico y espiritual, a lo esotérico, para revertir la situación, pois en «Terra de Meigas» habelas hainas, boas e malas, aunque ni celebraciones, ni conjuros, te garantice que se vaya a cumplir, todo aquello que se pretende. La próxima, la temporada 1973/74 con el R. Club C. de Vigo de la 1ra División, en la cancha de Balaidos, con nueva presidencia, la de Antonio Vázquez Gómez que recuperaría al mítico técnico Juan Arza, con la intención de volver a las zonas de seguridad, confort, estabilidad y bonanza. Nuestro as, en su hoja de ruta, portentoso, a sus 25 años, dejaría de nuevo muy buenos datos, como lo son sus 34 enfrentamientos y 6 tantos, como espléndido broche. La cuestión, es que lo lograrían gracias a una conexión patente, a la confianza mutua y recíproca existente entre el cuerpo técnico y sus pupilos, en el caso de Juan hablamos de su coach fetiche y por consiguiente, algo más tranquilos, celebrar y sellar de forma adecuada y eficiente, el 12mo puesto en la clasificación. La correlativa, la temporada 1974/75, con el Real C. C. de V. en la 1ra División, 17mo puesto, recinto Balaidos, de presidente Antonio Vázquez y el nuevo Mister Mariano Moreno, les tocaría vivir el inicio de un particular infierno; el bloqueo, la desilusión y desconcierto deportivo (ascensos y descensos). Ni la destreza individual de este fenómeno con sus mejores armas, o sea, Descorazonador sería el hecho de que los dirigentes de la época, no estuvieran a la altura de sus responsabilidades y abrumador que no fueran capaces de gestionar, leer o reaccionar, ante las inequívocas señales, de que por este camino, las cosas irían de mal en peor y por desgracia esto último, fue lo que ocurrió. Ala Celta, afouteza e corazón La proxima, la temporada 1975/76, con el R. C. C. de Vigo en la 2da División, feudo el de Balaídos, 2do puesto, de presidente Antonio Vázquez, con los técnicos Mariano Moreno, José Villar y Carmelo Cedrún, sería desconcertante en el arranque, alentadora en el durante y gratificante en el después. Se diría que con Cedrún al frente, lograrían salirse de lo común y recuperar la «senda de la gloria» haciendo historia, al quedar invicto durante 19 jornadas consecutivas, alegrando a una parroquia muy exigente e inconformista, como lo es, la afición Celeste. Mencionar que nuestro héroe popular, con 27 años, 23 partidos y 4 goles, las leves lesiones, decisiones técnicas, contratiempos etc como se suele decir, las típicas complicaciones deportivas, le impedirían mantener el ritmo alto, de momento, en cuanto a regularidad. Este asunto quedaría en un segundo plano, al cumplirse con el principal objetivo, pues la prioridad, sería conseguir el preceptivo y anhelado ascenso. La subsiguiente, la temporada 1976-77 en el R. C. Celta de V. de la 1ra División, Estadio de Balaídos, 17mo puesto, en la presidencia Antonio Vázquez que volvería confiar en el mister Carmelo Cedrún, pero esta vez, no sería capaz de sacarle ningún rendimiento al plantel, en referencia al nivel de fiabilidad, solvencia o competitividad. Este ídolo con 28 años, 30 eventos y 3 dianas, seguiría con el suma y sigue de su cuenta particular, en medio de este gran desbarajuste y vivir inherente esta especie de embuste que sería su segundo descenso. Entre medias, un hecho histórico de ayer y de hoy, Carlos «el loco Fenoy» el guardameta, lograría algo insolito, al quedar en su otra faceta, como máximo realizador del equipo con 5 tantos, al ser un gran especialista en el lanzamiento de penas máximas. La consecutiva, la temporada 1977/78, con el R. Club Celta de V. en la 2da División, un 3er puesto, recinto Balaídos, con cambio en la presidencia Jaime Arbones Alonso, de entrenadores Toni Cuervo, José Villar y José M. Maguregui, a los que con más complicaciones de las esperadas, apuros en tiempos oscuros, conseguirían una vez estas superadas, el objetivo de recuperar la máxima categoría, sin ser conscientes de que se avecinarían momentos muy duros. Este icono, en modo austero, con 29 años y 34 enfrentamientos, dejaría para el recuerdo una peculiar y singular anécdota, la de dejar su casillero de goles a cero, la única vez en toda su dilatada carrera deportiva. Decepcion e indignación La inmediata, la temporada 1978/79, en el Real C. C. de Vigo, de la 1ra División, 16to puesto, feudo Balaidos, de presidente Jaime Arbones Alonso y con Laureano Ruiz como entrenador, el cual tampoco daría con la Santa Tecla, para cambiar una dinámica negativa de altibajos, encontrar la calma, como lo hace la flota en «O Berbés» poder echar el ancla y con una mezcla, a base de paciencia y exhautivos trabajos, intentar remediar esta desconcertante circunstancia en el campo, antes que despues. Reseñar como matiz que el equipo en horas bajas, con más sombras que luces por las Rías Baixas, se darían de bruces con la triste y cruda realidad. Particularmente a está celebridad con 30 años, 17 partidos y 1 solitario gol, le resultaría más bien dura y por diferentes motivos, como lo fueron el agotamiento y cansancio acumulado a lo largo de toda una vida deportiva, a la incompresión y amargura de no poder responder a las codiciadas pretensiones y al hecho de ver a la grada cada vez más alterada, crítica y desesperada con estas situaciones. Se consumaría el irremediable tercer descenso, de un proyecto erroneo y desestructurado que acarrearía consecuencias muy graves. La que le precede, la temporada 1979/80, con el Real Club Celta de Vigo en la 2da División, con un 17mo puesto, su Estadio, el Municipal de Balaídos, su nuevo presidente Rodrigo Arbones Alonso, entrenadores Pedro González, Carmelo Cedrún y Juan Arza, se podría definir como calamitosa, desdichada y catastrófica. Sintomático el lustro de inestabilidad que se viviría en el seno del Club, provocando una grave crisis institucional y deportiva. Las malas planificaciones, unidas a los continuos cambios en los banquillos, a la falta de fichajes etc pasarían factura, abocándolos al mayor desastre de la historia del «Conjunto Olivico» el descenso deshonroso a la Segunda División B. Este percance, un auténtico suplicio, no solo sacaría de quicio a Juan su capitán, a sus 31 años, con 17 encuentros y 4 tantos, sino que el trance, afectaría en general al conjunto, directivos, socios y aficionados que no podrían creérselo que no se lo explicarían, pero el hecho es que se verían superados de cabo a rabo, por una fatídica fatalidad. El destino, como ultimátum, le tendría reservada una malvada jugada, pues le amargaría el adiós al legendario, Fernández Vilela. El cruel fatum haría que coincidiera y cayera al abismo, justo en la peor temporada de la historia del Club. A decir verdad, este tipo de fatalismo, jamás podría eclipsar toda una trayectoria deportiva de bandera, como demuestran y reflejan bien claro sus grandes datos, 11 temporadas (8 en 1ra División y 3 en 2da División) con 349 encuentros oficiales (220 en 1ra división) y 50 goles que le hacen ser en esencia, un Celeste de primera. Está leyenda, uno de los buenos centrocampistas de este deporte y mucho más para los seguidores Celtistas, es adorado y está en el lugar más sagrado, el «Panteón de los Dioses del Balompié Celticos» por meritos propios, hoy en séptimo lugar, como uno de los futbolistas con más partidos oficiales. |
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«BOA VILA» Y UN GRAN VILELA Desolado, al recibir el triste comunicado del Club, en el que desarrollaría casi toda su carrera deportiva y marcaría su vida sobremanera, de que no le renovarían más, con el orgullo herido y el corazón partido, tocaría asumir lo inevitable. Profesional y caballero, haría lo que de uno se espera pero con dignidad e integridad, o sea, proyectarse hacia lo que está por venir y no mirar atrás, ley existencial y de vida, sin obviar el pasado u olvidar el franco respeto a la entidad. Mientras tanto se relajaría jugando al fútbol con los reverenciados veteranos del Celta, hasta que en una de estas pachangas, el presidente del Pontevedra, le haría una oferta o mejor dicho una propuesta; enfrentarse a un nuevo reto, el de ayudar a su equipo con renovadas ganas. La temporada 1980/81, ficharía por el Pontevedra Club de Fútbol, Estadio Municipal de Pasarón, 2da División B, 18vo puesto, presidente Miguel Domínguez Vaz , entrenadores José Sanjúan, Julio Martialay y Eulogio Vázquez que no serían capaces de cumplir con el primordial objetivo, el compromiso de salvar la categoría. Mientras tanto, esta veterana, modélica e incansable estrella, con 32 años, 33 encuentros y 3 dianas, a lo suyo, al lio. Recuperaría de nuevo la ilusión, sintiéndose aún muy útil, al poder desempeñar lo que realmente a él le satisfacía, la pasión por la practica de este deporte, eso sí, con un suspenso, al no poder evitar la desilusión del descenso. Recordemos que en esta categoría, competiría contra sus ex y otros grandes equipos gallegos, como lo son, el Celta, el Deportivo, el Compostela y el Racing Club de Ferrol. La siguiente, la temporada 1981/82, con el Pontevedra Club de Fútbol, su feudo Pasarón, en la 3ra División, de presidente Miguel D. Vaz y su coach Delfín Álvarez, lograrían con relativa autoridad y ansiada avidez, el botín de los campeones, el codiciado triunfo Liguero, al fin. Este gran futbolista con 33 años, 27 encuentros y 4 tantos, lo celebraría en el campo, estoicamente, en otras palabras, entregándose, vaciándose, dándolo todo, como lo ha hecho siempre, pero en lo tocante al tema personal, aquí lo sería de forma especial, al ser su primer grato Campeonato. La aledaña, la de la despedida, la del adiós, la temporada 1982/83, con el Pontevedra Club de Fútbol, en la cancha de Pasarón, 3ra División, presidente Miguel Domínguez, de técnico, el conciudadano José López Rodríguez, con el que lograrían repetir por segunda vez y con brillantez, otra nueva hazaña, es decir, la consecución de un nuevo campeonato para el equipo de la «Ciudad del Lerez». Este mito «Juan Fernández Vilela» con 34 años, 14 partidos y 1 gol, contribuiría y ayudaría, siendo uno más, con la humildad que lo caracteriza, en el finito de su trayectoria, en la retirada definitiva de los terrenos de juego como futbolista, a conquistar oportuno, un optimista segundo título de Liga consecutivo y particular. Esquematizando, se terminaría aquí un periplo de 3 temporadas, deleitando, vistiendo de grana y azul, en el mítico «hai que roelo» para así, redondear y dar por finalizada una soberana, magnífica y esplendida carrera deportiva e iniciar un nuevo proyecto, un nuevo ciclo. Sinteticemos; atrás quedan para el recuerdo, sus 8 temporadas en la categoría de Oro (1ra División), 5 campañas en la de Plata (2da División), 1na Liga en la de Bronce (2da División B) y 3es campeonatos en la de Cobre (3ra División), para hacer bueno y con vívido pragmatismo, mi axioma deportivo favorito, el de «para tener éxito, el primer requisito es, creer y confiar en uno mismo». Su otra vida deportiva Reseñar y evocar que nuestro fabuloso amigo, no dejaría el mundo del fútbol por completo, pues iría formándose para su siguiente etapa, la de futuro técnico. Esta insigne figura, formaría parte y ejercería con soltura, la función de segundo entrenador de la primera plantilla y de primero, en las categorías inferiores de la mejor cantera de Galicia, la de su querido y amado equipo, el R.C Celta de Vigo, durante unos 25 años, cerrando un magnífico vínculo y completando un espléndido círculo mágico, con este Club. |
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Texto: Luciano Gómez «Buyo».
Imágenes: Gregorio López Fraile «GLFraile».
Maquetación: Carlos Vázquez «Cabazo».
Imágenes: Otras fuentes.